jueves, 9 de mayo de 2013

Rafael Correa para CNN: La economía actual es una torpeza total porque hace abstracción de las relaciones de poder ocultando con ello su naturaleza política tras una apariencia técnica que rebaja el estatus científico de la economía al de mera ideología

En medio de una gran espectación mediática levantada por el encontronazo que hace un año mantuvieron en RTVE en torno al tema de la democratización de la prensa, Ana Pastor ha vuelto a entrevistar al presidente ecuatoriano Rafael Correa, ahora en CNN. Escarmentada entonces cuando trataba de sostener que la democratización de las comunicaciones era poco menos que persecución periodística, y a la vista de las contradicciones en las que incurriese un día antes su excompañera Ana Ibáñez cuando trataba de sostener una tesis semejante también en una entrevista al presidente ecuatoriano, la periodista Ana Pastor ha mostrado una actitud excesivamente prudente en una entrevista que en todo caso ha brillado exclusivamente por las aportaciones del presidente ecuatoriano, quien ha enfatizado hasta en tres ocasiones a lo largo de la entrevista en el carácter social de la economía como ciencia.



El sistema económico capitalista se basa en la explotación del trabajo (que en la esfera de la producción permite la generación de la plusvalía) y en la competencia (que en la esfera de la circulación reparte esta plusvalía como ganancia entre los distintos capitales). Por lo tanto, si en la esfera de la circulación hay salarios y ganancias es porque existen previamente unas determinadas relaciones en el ámbito de la producción entre capitalistas y asalariados, con lo cual el análisis económico no puede dejar de reflejar el hecho económico central del distinto papel que desempeñan las distintas clases sociales en el proceso por el que la sociedad produce sus medios de vida. La producción es la esfera esencial del análisis económico, sin embargo, la economía actual delimita su estudio exclusivamente al ámbito de la circulación, haciendo abstracción de todo lo que concierne a las relaciones sociales de producción, lo que desde el punto de vista económico es una torpeza porque significa excluir de su análisis 1)la dimensión social del proceso económico expresada en la existencia de las clases sociales y 2)el carácter histórico, en tanto que social, de la forma de organización social del trabajo particular de cada época. Al desentenderse de la esfera de la producción, negando con ello estos dos rasgos del proceso económico, la economía actual se presenta como ciencia técnica ante un universo asocial en el que 1)el individuo asocial no se presenta como un producto de la historia, sino como un dato de la naturaleza, y 2)en el cual las categorías particulares de la circulación mercantil-capitalista (ganancia y salario), asociadas exclusivamente a la capacidad técnica de producción del trabajo (productividad), se presentan ahora como categorías inherentes a todo proceso técnico de producción, eternas, y por lo mismo, el modo de producción capitalista, al disfrazarse bajo una apariencia exclusivamente técnica donde la ganancia brota de forma natural en los factores de producción, parece el único órden económico posible. Ahora bien, si este universo asocial de apariencias en nada se corresponde con la realidad social propiamente económica, ¿cómo es posible entonces que se haya convertido actualmente en la tendencia económica dominante? Respuesta: porque es el resultado ideológico del desarrollo histórico de las relaciones de producción capitalistas, especialmente desde la configuración de su estadio imperialista en el que se intensifican las tensiones (crisis, competencia interimperialista, etc) generadas por las contradicciones inherentes al capitalismo, y por lo mismo, el conflicto de clases que le es consustancial se explicita cada vez más. Es precisamente en este contexto de fluctuaciones económicas y conflictos sociales de finales del siglo XIX en el que la prevalencia ideológica erige la economía actual como dominante con el doble objetivo de 1)ocultar la existencia de las clases sociales y el controvertido origen de la ganancia capitalista en la explotación del trabajo y de 2)hacer pasar una formación histórica particular de organización del trabajo como una norma eterna del proceso técnico de producción para vetar posibles discusiones sobre los límites históricos del capitalismo: el despliegue histórico de las relaciones de producción capitalistas se desarrolla sobre la tendencia bajista de la ganancia reflejada en la contradicción según la cual el necesario incremento de la mecanización de la producción (sustitución relativa de fuerza de trabajo por medios de producción) en un marco en el que el reparto de los productos del trabajo se realiza mediante la competencia de los capitales en el mercado, termina comprometiendo la rentabilidad de los capitales (proporción suficiente de ganancia respecto al capital invertido). Se trata del peor de los mundos, como dice el presidente Rafael Correa, que ha pesar de contar con las posibilidades técnicas necesarias para garantizar las condiciones de vida de la sociedad, establece una distancia creciente entre estas posibilidades materiales y las condiciones reales de vida de la inmensa mayoría de la población mundial: "gente sin casas y bancos con casas; gente que necesita casa, que no tiene casa, y bancos que no necesitan casas, con casas". Así como en el seno del Antiguo Régimen, regido por las relaciones feudales de producción basadas en la división estamental de la sociedad, se había incubado un desarrollo potencial de las fuerzas productivas cuya materialización efectiva chocaba, precisamente, con esas relaciones de producción, del mismo modo hoy es la supervivencia del capitalismo lo que constituye un rígido corsé que impide materializar las posibilidades abiertas por el progreso de sus fuerzas productivas en un desarrollo real de las condiciones de vida de la humanidad. No se trata, por lo tanto, de un problema técnico de la economía en general, de una mala gestión del único orden económico posible, sino de un problema político (en tanto que social), un problema de coordinación que debe plantearse la superación de los límites históricos propios del modo de producción capitalista para materializar las posibilidades productivas en un desarrollo real.

En relación a Venezuela, el presidente Correa a reiterado que Henrique Capriles es un golpista, y ha integrado la impugnación de los resultados electorales dentro del marco de golpismo permanente al que están sometidos los gobiernos progresistas de América Latina, señalando a este respecto que en lo que va de este nuevo siglo ha habido cinco golpes de estado: "2002 contra Chávez y 2008 contra Evo Morales, fracasados; 2009 exitoso contra Manuel Celaya, 2010 fracasado contra Rafael Correa y 2012 contra Fernando Lugo en Paraguay, exitoso. De los cinco, cuatro de ellos gobiernos del ALBA, Paraguay muy cercano al ALBA, los cinco gobiernos progresistas. ¿Usted cree que esto eso es casualidad?, ¿Cuándo es que hay una de estas intentonas contra gobiernos de derecha? Enfrentamos todos los días procesos de desestabilización".

En cuanto a las reformas de la comunicación, el presidente ha vuelto a defender la legislación democratizadora de las comunicaciones sobre la base de la distinción entre opinión y difamación, y reclamó su justa parte de razón sobre el debate que hace un año mantuvieron entrevistadora y entrevistado sobre la neutralidad de los medios de comunicación, cuando al final de la entrevista aprovechó para preguntarle a Ana Pastor por la independencia de RTVE, y para entregarle personalmente la moraleja de este debate: "Desde que se inventó la imprenta, la libertad de prensa es la voluntad del dueño de la imprenta"

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