La semana pasada (el 15 de mayo), Urtza Alkorta fue finalmente detenida en el País Vasco por pesar sobre ella la acusación de colaboración con ETA.
También la semana pasada (el 11 de mayo), durante un acto homenaje de la Guardia Civil , la delegada del gobierno en Catalunya, María de los Llanos de Luna, entregaba un diploma a la Hermandad de Combatientes de la División Azul, unidad de voluntarios fascistas españoles que colaboraron con el ejército nazi en su fracasada incursión en la Unión Soviética.
En un comunicado emitido tras las críticas recibidas, la Guardia Civil ha defendido la presencia de la División Azul apelando a la legalidad de dicha hermandad. En un primer momento sorprende ver que asociaciones de este tipo (nazi) no sólo no hayan sido ilegalizadas, sino que además gozan de una enorme protección por parte de las instituciones del Régimen. Sin embargo, este mimo especial que los distintos gobiernos del Régimen prestan a este tipo de asociaciones, es plenamente comprensible tan pronto se entienda el fascismo como el brazo ejecutor del capitalismo en un momento determinado de su desarrollo histórico, el imperialismo, que necesita desmarcarse de las prácticas autoritarias para mantener la apariencia de las garantías jurídicas del estado de derecho y, a su vez, requiere de métodos autoritarios para establecer las condiciones suficientes para la realización de la rentabilidad.
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