"Hoy declaro derrotado el golpe de estado, por el pueblo y la Fuerza Armada". Con esta declaración, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, se refería el pasado martes a la desarticulación de una serie de factores que confluyeron en la madrugada del lunes promovidos por la ultraderecha ante la insistencia del ya excandidato antichavista, Henrique Capriles, en impugnar los resultados de las elecciones del pasado domingo. Estos factores buscan desestabilizar el país debilitando la legitimidad de sus instituciones y el orden público con vistas a establecer las condiciones necesarias para derrocar al gobierno. En el mismo discurso, el presidente Maduro pidió establecer responsabilidades y aseguró que el plan de los golpistas cuenta con la financiación del Departemanto de Estado de EEUU.
Estos factores desestabilizadores podemos reconocerlos 1)en toda una serie de alianzas y apoyos políticos a nivel tanto nacional como internacional que en la noche del golpe se manifestaron en el respaldo con que los regímenes burgueses de todo el mundo acogieron acríticamente la difamación de Capriles sobre la transparencia del proceso electoral; 2)en la organización de aparatos clandestinos y de algunos sectores sociales influidos, financiados o infiltrados para atacar sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Centros médicos de Diagnóstico Integral (CDI) en los que trabajan médicos cubanos, viviendas particulares de la Gran Misión Vivienda de Venezuela e incluso a los revolucionarios que paseaban por la calle: en el transcurso de estos ataques fueron asesinados ocho revolucionarios chavistas; 3)en el llamamiento fracasado del majunche a una huelga general el 16 de abril para crear el caos económico, y 4)en la elaboración por medio de los medios de comunicación de una información sesgada, limitada a las declaraciones de Capriles y a ocultar los hechos violentos de la derecha embrutecida, con la finalidad de legitimar el proceso desestabilizador. Todos estos factores confluyeron en la noche del domingo 14 de abril al lunes 15, desarrollados por hordas fascistas organizadas.
Sin embargo, el mismo lunes el CNE desmiente tanto los datos sostenidos por Capriles en los medios de comunicación para impugnar los resultados electorales, como que haya recibido una solicitud formal de conteo de votos, delatando con ello la puesta en escena mediática del golpe de estado. El 16 de abril se ha disuelto totalmente el guión sostenido por el fascismo burgués y a la prensa y los gobiernos del mundo les resulta imposible sostener su apoyo al golpe de estado ante las dificultades encontradas en cuestionar al Consejo Nacional Electoral (CNE) y el proceso electoral venezolano. No han confluido los factores suficientes para desarrollar con eficiencia este proceso criminal: en primer lugar, la previsión que hace el gobierno del golpe de estado le permite anticiparse a las provocaciones con las que los golpistas quieren crear escenarios de violencia institucional sobre los que levantar un discurso de autoritarismo; en segundo lugar y pese a los intentos de introducir mercenarios en el ejército bolivariano, los golpistas no han conseguido obtener la adhesión de las Fuerzas Armadas, una institución tan ejemplar como el CNE; y en tercer lugar, la mayoría del pueblo venezolano es un pueblo organizado e instruido, un pueblo libre que se ha entregado con firmeza en defender las conquistas del chavismo. Es entonces cuando se rompe esa alineación de los factores que establecen las condiciones necesarias del golpe de estado: no sólo no se extiende el sabotaje, sino que además se disuelven los apoyos internacionales cuando prácticamente la totalidad de los gobiernos del mundo reconocen a Maduro como legítimo presidente de la República Bolivariana de Venezuela; fracasa el llamamiento de sectores empresariales a la huelga general y el majunche Capriles descomboca las marchas con las que pretendía asaltar el centro de Caracas; y se desmorona la insostenible crispación mediática. Maduro se hace eco de que el golpe de estado ha sido derrotado aunque advierte que aquellos sectores van a continuar intentando desestabilizar al país, mientras que la presidenta de Argentina, Cristina Fernández insta al gobierno de Estados Unidos a reconocer la legitimidad del gobierno venezolano después de elecciones transparentes y limpias. Se trata de los últimos rescoldos de un golpe de estado tan miserable como ruinoso, rescoldos sobre los que sin embargo hay que estar alerta ante nuevos intentos de dar un golpe de estado.
No hay comentarios :
Publicar un comentario